Showing posts with label Revista Contratiempo. Show all posts
Showing posts with label Revista Contratiempo. Show all posts

Wednesday, March 10, 2010

Contratiempo Febrero 2010 - Retos y Sueños de los Jóvenes Latinos


Dossier #5
Jóvenes inmigrantes (indocumentados) que crecen en Estados Unidos

Por: Stephanie Manríquez

Escenario número uno: desde que tienes noción de tu vida, creces en una sociedad bilingüe con un toque bicultural – el norteamericano y el de origen, no hay punto medio ¿vives en una vida normal? ¿Cuántos años tenías cuando llegaste a Estados Unidos o cuando llegaste a Chicago? Yo tenía seis, otro por ahí contestó, no lo recuerdo; ¿y tú? Yo, yo apenas era una niña de nueve y a lo lejos otro joven dice que él tenía tan solo dos años. Su niñez solitaria, arraigada en un mundo ajeno a sus padres, la razón es el trabajo arduo para alimentar la educación y el crecimiento de sus hijos. Esa niñez bilingüe aprendida en la televisión y en la escuela fuerza su independencia como individuos, fungiendo como base para adultos que dependen de sus hijos como intérpretes profesionales, ante una maestra de primaria o simplemente en una oficina gubernamental tratando de solucionar un problema de impuestos a los diez años de edad, ¡qué ironía! ¿no?

Escenario número dos: por lo menos la última década de tu vida, has llamado a Estados Unidos tu hogar – recordando que tan sólo tienes quince o veinte años; descubres tu gran secreto, eres indocumentado. ¿Cuándo descubriste tu secreto?, ¿cuál fue tu reacción? Siempre lo supe, pero fue hasta cuando entré a la Secundaria que me di cuenta que mis probabilidades de continuar cursos universitarios eran casi nulas, me deprimí al grado de no querer continuar con mis estudios. Otra joven respondió: Siempre he estado insegura de mi estatus migratorio, nunca disfruté mi infancia porque desde entonces tuve que aprender a distinguir lo que se puede o no decir, tuve que aprender a esconderme y fue a los dieciséis años cuando mi mundo se cierra por completo. Madurar antes de tiempo por cuestiones financieras y migratorias es un proceso difícil, que toma tiempo para asimilar y que además su precio es un temor y muchas lágrimas, sin mencionar aquella juventud robada y la falta de regocijo por la vida.

He llamado mi hogar a este país por los últimos dieciocho años de mi vida, me gradué de la mejor escuela secundaria de Illinois, fui aceptado, becado y gané un préstamo por una de las universidades más prestigiadas de la ciudad de Chicago, DePaul, era un sueño hecho realidad. Realidad que se convirtió en pesadilla para este joven estudiante al ser cuestionado por la oficina de ayuda financiera a pocos días antes de comenzar el ciclo escolar, requiriendo entre otros datos, su número de seguro social. Aunque acudió a la escuela directamente para apoyo, la respuesta fue simple: “SIN SEGURO, NO HAY AYUDA”.

Frustración, confusión, impotencia, desesperación, tristeza son algunos de los sentimientos encontrados que sufren nuestros jóvenes inmigrantes sin documentos; la incertidumbre que los acecha, los lleva a tomar caminos distintos a los anhelados, a cuestionar a esta nación la cual llaman hogar, el por qué se proclama la defensora de los derechos humanos si en la práctica es todo lo contrario: se les está negando su derecho a la educación.

Artículo 26, Declaración Universal de los Derechos Humanos. Toda persona tiene derecho a la educación. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.

Escenario número tres: una lucha contra la corriente. No importa las circunstancias, sino qué hacemos para convertirnos en los individuos que queremos ser; tomemos nuestro contexto a favor, tomemos decisiones propias.

La toma de decisiones es una actividad que nos lleva a la madurez, y a su vez es un paso temido para muchos adultos. Pero para los jóvenes significa “esperanza de vida”, una decisión con respecto a sus vidas futuras es elemental y debiese aprobarse como sabia, por el simple hecho de haber dado el primer paso crucial hacia su futuro.

Para estos jóvenes indocumentados que comparten sentimientos encontrados al ver que cada puerta tocada es una puerta cerrada y el hecho de caer siempre, será un motivo para levantarse, su espíritu es de perseverancia para ellos y para los demás.

¿Quieres mantener tu nombre en el anonimato? ¿Te da miedo publicar tu status migratorio? No, afirmó Reyna Wences, ya me cansé de esconderme, ya me cansé de luchar por un sueño: “hoy voy a luchar por una realidad”, he decidido dejar la escuela este semestre por razones económicas y por una razón aun más poderosa, pondré corazón y cabeza en la lucha de poder otorgar un derecho básico a millones de personas indocumentadas como yo, el derecho de ser feliz y el dejar de vivir en el miedo.

¿Y tú? Mi nombre es Uriel Sánchez y mi historia se puede reflejar en cualquier otro joven, el hecho de no poder aspirar a universidades como Harvard, Yale o Berkeley como cualquiera de mis otros compañeros que no son indocumentados y que DePaul me hubiese rechazado en última instancia, no significa darme por vencido; trabajo desde los diecisiete años y estoy ahorrando para entrar a un colegio comunitario el próximo semestre.

Ser indocumentado me ha dado mucha fuerza e impulso, me ha creado barreras para poder sobrepasarlas, he visto a mis amigos entrando a universidades de cuatro años; mi nombre es Olga Lydia, tengo 23 años y estoy haciendo todo lo que se encuentra a mi alcance para poder lograr mis sueños, hoy comienzo clases en un colegio comunitario.

Mi nombre es Lulú Martínez siempre había ocultado el hecho de ser indocumentada, vivía oculta, y en anonimato de mi propia identidad como mexicana hasta que me encontré sumergida dentro de la primera marcha del 1 de Mayo y pude voltear a mi alrededor, darme cuenta que no era la única. Actualmente estudio en un colegio comunitario, quiero aprender a manejar y soy parte del programa radial “Without Borders/Sin Papeles” en Radio Arte.

Todas estas historias se encuentran unidas en un solo lazo, y por una sola causa – esta causa se llamó Rigo Padilla, estos son sólo algunos jóvenes que se enfrentaron a sí mismos durante este proceso de deportación, vieron en él sus temores e hicieron frente solidario a un caso en particular que pudiese haber sido el de cualquiera de ellos.

Organizaciones, activistas, estudiantes y en particular este grupo de jóvenes indocumentados, se unieron para detener y aplazar la deportación de Rigo Padilla, con éxito. Éxito que los alertó y alentó a consolidarse entre ellos y continuar una lucha pro-inmigrantes, crear una red en la cual sirvan como recurso para otros jóvenes. Esta red, “Alianza de Jóvenes Inmigrantes para la Justicia (IYJL)”, va más allá que cualquier otra organización o movimiento, porque son jóvenes con las mismas historias, temores y con deseos de superación truncados por la falta de un papel. Son jóvenes entusiastas, emprendedores, sensibles y vulnerables pero con fortaleza infinita, perseverantes, inteligentes, bilingües, en muchos casos, son la solidez de sus propias familias y que a pesar de su corta edad tienen un plan de vida por el cual seguir luchando, porque “no es un crimen desear un mejor futuro”.

Visita la Pagina de Contratiempo para mas informacion sobre este temas y muchos mas:
http://issuu.com/contratiempo/docs/contratiempo_issue72_feb10

Tuesday, October 20, 2009

Contratiempo Octubre 2009 - Arte y Paz en Pilsen




Dossier #2
Imagen de la voz de la comunidad: Los Murales de Pilsen
Por: Stephanie Manriquez

Fotografia por: Thelma Uranga

Históricamente la evolución del hombre ha sido grabada y matizada desde siempre, en piedra, paredes o muros, remontándonos a partir de la era prehispánica o revolucionaria hasta nuestros tiempos contemporáneos; a través de murales hemos marcado nuestras raíces, nuestras luchas, nuestros ideales, el desacuerdo social, las injusticias, batallas, territorios y en ocasiones idolatramos futuros idóneos en ellos. Por tanto, la historia se encuentra plasmada ahí, para todos aquellos que no osan del hábito de la lectura, solo necesitan voltear a su alrededor y mirar su reflejo, porque estamos marcados como sociedad dentro de nosotros mismos.
A principios de la década de los 20 en México, dentro de una era de cambios políticos y sociales tras la Revolución, aparecen los tres grandes muralistas que encabezan el renacimiento mundial del arte mexicano: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Estos concebían murales día a día mostrando la lucha y el desacuerdo del pueblo, así como sus propias tendencias y líderes políticos. En la década siguiente, estos personajes llegan a Estados Unidos trayendo consigo una oleada muralista a edificios gubernamentales, librerías y zonas industriales.
Pero es hasta los años sesenta cuando el muralismo llega a Chicago, en un momento en que movimientos civiles y laborales ganaban peso, y sus manifestaciones se reflejaban en una coloratura más viva de la ciudad. El primer mural al aire libre fue “The Wall of Respect” (1967), de William Walter, en el Sector Sur. En menos de una década se produjeron más de 300 murales en la ciudad, concentrándose específicamente en varios barrios.
La llegada del muralismo coincide con profundos cambios en Pilsen, un vecindario localizado en una orilla del suroeste de la ciudad, y cuya población había sido históricamente centroeuropea y trabajadora. Desde mediados del siglo XX, la población del barrio es progresivamente remplazada por jóvenes mexicanos y méxico-americanos, que comienzan a instituir su identidad mediante el arte mural, inspirados por el trabajo de Walker e influenciados por Rivera, Orozco y Siqueiros
Germinando un Pilsen pintoresco, aparecen en escena personajes como Mario Castillo, Ray Patlán, Héctor Duarte, Marcos Raya, Alejandro Romero, entre otros, forjando y trazando el carácter enérgico, solidario y consistente de una comunidad hacia un activismo laboral y una conciencia cultural tradicionalista.
El primer mural registrado de esta generación fue “Peace” o “Metafísica” (1968) por Mario Castillo. En los años setenta se inaugura en Pilsen Casa Aztlán que pronto se convierten en centro del movimiento mural, en especial a partir de que Ray Patlán, junto con un grupo de jóvenes puertorriqueños y mexicanos, comienzan a pintar sus paredes, en colores vivos, la historia de América Latina. Estos murales desaparecen en 1974 a causa de un incendio. Pero Marcos Raya restaura la fachada, pintando los rostros de personajes como Emiliano Zapata, Cesar Chávez, el Che Guevara, Benito Juárez, Pancho Villa, Frida Kahlo y Rudy Lozano.


Identidad y arte

La temática utilizada en los murales desde entonces hasta fines de los años noventa incluyó cuestiones agrícolas y laborales, símbolos indígenas, rostros de líderes y héroes mexicanos, imágenes religiosas, algunas situaciones políticas internas de Chicago y siempre el pueblo, la gente; independientemente de los problemas de la época, algo sumamente representativo dentro de la cultura mural es la gente y el resultado de la interacción con su entorno.
En los murales de Pilsen se radicó la identidad y el carácter completo de una entidad. Las nuevas generaciones están tomando posesión del seguimiento de nuestra historia y se están encargando de registrar los acontecimientos actuales que afectan a nuestra sociedad. La nueva oleada de murales habla sobre migración, educación, globalización, la familia, el medio ambiente, la guerra, e incluye íconos y personajes del medio artístico, en un contexto cotidiano.

Algunos murales de la nueva generación están manejando el folklore mexicano a flor de piel, pintando modelos provenientes de distintas épocas pero que se unen por la fuerza y el impacto que los hizo sobresalir. Por ejemplo, en la esquina de la calle 18 y la Wood, dentro de un mismo cuadro podemos apreciar a Sor Juana Inés de la Cruz, la Corregidora, Dolores Huerta, la Adelita, María Félix, Frida Kahlo y a un grupo de chicas bailando un jarabe tapatío, representando el orgullo por las tradiciones populares, al tiempo que la admiración por símbolos históricos, y hasta por ídolos más contemporáneos, como Joan Sebastián o Ramón Ayala.
Pero los murales siguen explorando temas de profunda importancia para la comunidad, especialmente los relativos a migración, familia y educación. En ese sentido destacan “Declaration of Immigration” (2009) el mural más reciente en el área de Pilsen, que se encuentra ubicado a espaldas del edificio de Radio Arte/Yollocalli en la calle 18 y la Blue Island, y que a las mariposas como símbolo del inmigrante, las mariposas, para proyectar el reclamo de una legislación justa en torno a las cuestiones migratorias. Por otro lado, una de las esquinas más ricas en murales es la Ashland y la 19, donde se han plasmado en las fachadas los riesgos de ser inmigrante indocumentado, y los tipos de trabajos que el inmigrante desarrolla; también abundan los temas de la fe, la importancia de la unidad familiar, y la lucha por una vida mejor para los hijos de los inmigrantes.

Dentro de las problemáticas mundiales, “Globalización” (2007) ubicado en la Allport y la calle 19, representa la lucha actual entre potencias mundiales y religiones, y su impacto sobre las familias.
La combinación de dos generaciones murales ha situado a Pilsen dentro de una fascinación artística y como una entidad propia. A lo largo de medio siglo, la transición de temáticas ha dejado múltiples ventanas no simplemente como decoración sino que también han sabido recoger las transformaciones del tiempo.

Visita la Pagina de Contratiempo para mas informacion sobre este temas y muchos mas:
http://issuu.com/contratiempo/docs/contratiempo_issue69_oct09